viernes, 6 de diciembre de 2013

"Borracha, escupiendo verdades como los niños"

Estoy sola y me agarro a ella como método para olvidar(te). Fría y negra era la muy hija de puta. Desenrosqué el tapón y le dí cinco segundos a su olor para que escapase, porque ten por seguro que iría tras él. Recuerdo que cuando la cogí, aún estaba llena. La manoseé tantas veces, que cuando quise darme cuenta el líquido ya estaba caliente, y ya no producía en mí esa misma sensación. Me levanté de la silla donde me había pasado toda la noche en vela y me dispuse ir hacia mi habitación a meterme en la cama. Intenté levantarme y caí. En ese momento supe que había perdido. Arrastrándome por el suelo, llegué a ponerme de rodillas, frente a tu foto, que tenía encima de la mesita de noche. Y joder, como quema (al líquido por mi garganta, me refiero). Serían los efectos del alcohol, pero creo que me hablaste y me dijiste algo. No recuerdo bien que era. Agarré la foto, la besé y me puse a llorar. Supongo que en ese estado dije de todo, lo presiento. Me miré en el espejo y no me reconocía, quise creer que no era yo. Pero me equivocaba. Tenía los ojos negros, a causa del rímel derramado por las lágrimas. Los labios blancos de estar en contacto con la saliva. Y el pelo totalmente despeinado. Por dentro me sentía deshecha, vacía e incompleta. Por mucho alcohol que ingiera, él no es tonto. Sabe que no estás, y se aprovecha de eso. Me hace débil y vulnerable. Y créeme, no me hace gracia que sepan que eres mi punto débil. Porque alguna vez fuiste punto fuerte, hasta que abusaron demasiado de ti. 

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