viernes, 21 de marzo de 2014

"Independiente 1. adv. m. Con dependencia. Dependiente de eso"

Hoy, cierta persona me ha explicado el significado de unión. Y voy de lista y f(c)allo. Como siempre. Me ha explicado que la unión, no solamente se trata del conjunto de dos personas. Si no, que es la letra pequeña de las condiciones que nunca leemos, pero si aceptamos. Porque se trata de ser libres, dentro de una cárcel. Pocos lo entienden. No todos tenemos una doble visión de las cosas. Pocos son los privilegiados que la tienen. Mejor dicho, somos. Pocos pueden ver que dentro de la palabra problema, se encuentra la palabra poema. No es casualidad. En el mundo de la poesía, las casualidades no existen. Ni, que en la palabra parejas si quitas "pa" queda rejas. Y realmente por algo será. Y si nos dejásemos de tanto reñir, daríamos con la clave. Que sería reír, que buena falta nos hace. Y si al de la izquierda le quitamos "co" solamente queda razón. Eso que todos perdemos cuando nos enamoramos, o que ya no tenemos. Y si escribes amar al revés, resulta la parte principal de un árbol. Y si a la palabra independiente le quitamos "in" nos queda dependiente. Que parecen contrarios y lo son, por lo menos en el campo del léxico. Pero, si hablamos de poesía tenemos una palabra que significa lo mismo. Una persona independiente es aquella que supuestamente no depende de nadie. Pero no nos engañemos; por naturaleza la palabra independiente lleva incluida la palabra dependencia. Lo que yo decía, al final somos el pez que se muerde la cola. El clavo que saca otro cabo al que atarse.

lunes, 3 de marzo de 2014

"Escribo con la intención de desahogarme o ahogarme, no sé"

Vengo con las manos vacías de esperanza pero llenas a rebosar de sentimiento, como siempre. Vengo recordándote desde hace cuatro ausencias y no veas como cala. Perdóname, ha sido idea mía contar tus idas y venidas de esa manera. Así parece menos doloroso, más poético. Ya sabes. Estas ciclogénesis explosivas no han sido más que la manera que tengo de (des)ahogarme. Y solo ha sido el comienzo, así que prepárate. Dicen que después de la tormenta viene la calma. Pero, en este caso ha sido una detrás de otra. Y la anterior a la anterior, ha sido peor que la primera. No duele si no estás, sino que duele si vuelves. No es lo mismo. No te equivoques. Hay días en los que lo único que me salva la vida es dejar los dedos pasear por el teclado y que ellos solos hagan el trabajo. En más de una ocasión me he propuesto dejar este pequeño mundo en el que me sumerjo durante un par de horas. Pero, es la única manera que tengo de ahogarme en los recuerdos y que quede bonito, sin que hieran a nadie. Me gustaría que dentro de doce primaveras alguien encontrase esto (y ese alguien fuese yo), y tuviese el valor de ponerle título a todo este (des)orden y lo publicase. Que cuando ciertas personas lo leyesen, supieran que papel desempeña cada uno. A uno de los personajes le han dado el papel equivocado y la obra ha dado un giro de trescientos sesenta grados. Tenían que darle el papel de antagonista y le dieron el de protagonista. Que en mi obra, viene siendo lo mismo. Mires por donde lo mires. En realidad escribir es un modo de poner en orden los sentimientos, aunque ponerlos en orden no significa que no duelan.