"Si hubiera llevado un diario del dolor, la única anotación habría sido una palabra: yo"

Todo habría sido más fácil, si desde el primer momento que hubiera sentido algo, disparase a esos sentimientos. Porque para hablar de mí, obligatoriamente tengo que mencionarte y sí, duele, duele de verdad. He intentado convencerme de todas las formas posibles de que ya te he olvidado, de que no existes, de que nunca más pronunciaré tu nombre y lo que más me cuesta es decir que ya no te quiero; y sí, me siento tonta o más bien inútil al saber que todo el esfuerzo que pongo día a día para mantenerme en pié es en vano, porque cuando me preguntan por ti, o yo pronuncio tu nombre, me derrumbo tío. No entiendo este ni contigo, ni sin ti; porque tampoco quiero pasar de página, ni mucho menos cambiar de libro. Y es duro, que por lo que has estado luchando durante año y medio o más, haya complicado tanto tu vida. Al principio una tontería que luego se juntó con inseguridad, miedo, dolor, desconfianza, lágrimas, tristeza, asco, enfermedad .. Un cúmulo de cosas, que crees haber podido con ellas, que crees haber olvidado, pero cuando menos te los esperas !Boom! Eso todo revienta y hace que cada cosa se acople en un lugar donde, por supuesto, duele, desgarra el alma de tal manera que preferirías estar muerta, no puedo describir como es esa sensación; pero si os puedo decir que no es nada agradable. Tal vez sea algo pasajero, o quizás sea algo que estaba escrito, que me ha tocado vivir para poder aprender; pero ahora es demasiado tarde para aprender, porque a mí a estas alturas ya nadie me puede enseñar lo que es sufrir. Quizás os suene raro que una chica de dieciséis años pueda decir esto, dicen que siempre hay una excepción, una entre un millón; esa debo de ser yo. Y que es imposible que con tan pocos años, los daños sean mayores, pero estamos en el mundo real, vemos día a día cosas que son injustas, y no lo creemos. Ya sé que todo tiene solución, que esto es cuestión de verlo medio lleno, porque a veces no hay otra opción.