lunes, 3 de marzo de 2014

"Escribo con la intención de desahogarme o ahogarme, no sé"

Vengo con las manos vacías de esperanza pero llenas a rebosar de sentimiento, como siempre. Vengo recordándote desde hace cuatro ausencias y no veas como cala. Perdóname, ha sido idea mía contar tus idas y venidas de esa manera. Así parece menos doloroso, más poético. Ya sabes. Estas ciclogénesis explosivas no han sido más que la manera que tengo de (des)ahogarme. Y solo ha sido el comienzo, así que prepárate. Dicen que después de la tormenta viene la calma. Pero, en este caso ha sido una detrás de otra. Y la anterior a la anterior, ha sido peor que la primera. No duele si no estás, sino que duele si vuelves. No es lo mismo. No te equivoques. Hay días en los que lo único que me salva la vida es dejar los dedos pasear por el teclado y que ellos solos hagan el trabajo. En más de una ocasión me he propuesto dejar este pequeño mundo en el que me sumerjo durante un par de horas. Pero, es la única manera que tengo de ahogarme en los recuerdos y que quede bonito, sin que hieran a nadie. Me gustaría que dentro de doce primaveras alguien encontrase esto (y ese alguien fuese yo), y tuviese el valor de ponerle título a todo este (des)orden y lo publicase. Que cuando ciertas personas lo leyesen, supieran que papel desempeña cada uno. A uno de los personajes le han dado el papel equivocado y la obra ha dado un giro de trescientos sesenta grados. Tenían que darle el papel de antagonista y le dieron el de protagonista. Que en mi obra, viene siendo lo mismo. Mires por donde lo mires. En realidad escribir es un modo de poner en orden los sentimientos, aunque ponerlos en orden no significa que no duelan.

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